sábado, mayo 28

W h i r l i n g

Así están siendo mis días últimamente. Un giro continuo que no me lleva a ningún sitio. Cuando llego al final, resulta que estoy otra vez en el punto de partida.
A., pasó dos semanas sin dar señales de vida hasta que el pasado sábado recibí un sms invitándome al cine. Por supuesto, decliné la oferta pero, en su lugar, le propuse ir a tomar unas cervezas y hablar del asunto. Durante la conversación puse sobre la mesa varios puntos a tratar:
- Su pasotismo absoluto. Está tan acomodado que lo único que hace es esperar a que yo vaya en su busca.
- Su recelo y, en ocasiones, desprecio hacia mis amigos. Nunca he tenido la suerte de estar integrada en un grupo de amigos, como él, pero sí que tengo muchos "amigos sueltos". Últimamente salgo mucho con mis compañeras de trabajo... y tampoco le agradan. Siempre hay un pero.
- EL ASUNTO: algo no va bien. Mejor que te pares a pensar si me tienes cariño o aún me quieres. La ausencia total de sexo es grave.

Su respuesta a todo esto ha sido comprarse una bici para venir a mi casa más a menudo y aparecer por sorpresa varios días esta semana, cosa que me agobia un poco. Sigue sin entender que verle más o menos no es el problema. El problema es que las veces que nos vemos es porque yo le busco y ya estoy cansada. Es que el carro pesa, sabes?

Pues así ha transcurrido la semana hasta que ayer, después de llamarle para ir a cenar, me miró el móvil en un descuido y vio mensajes de un amigo mío al que él odia. Tuvieron problemas hace unos años pero yo tuve claro que los amigos como él están por encima de muchas otras cosas y seguimos en contacto a espaldas de A.
Se puso hecho un obelisco, con cara de palo toda la noche. Discutimos hasta que le dejé sin argumentos y cuando llegué a casa me envió un mensaje en el que me confesaba que el motivo de su enfado eran los mensajes de mi amigo y que se sentía gilipollas. Y digo yo ¿quién es más gilipollas? ¿Él o yo que aguanto que intercambie mails con una tía que le insinuó tener sexo y a la que, según él, iba a cortar el pienso allá por navidades? Sí, le pillé sms's, emails y llamadas de teléfono y sigue hablando con ella a mis espaldas.

Ayer me di cuenta de que conmigo ya las lleva claras porque ya no tengo miedo a que se enfade, grite, patalee o me deje. Pero, ¿cómo acabo con esta relación ahora que, se supone, se está esforzando?
En fin, mañana más!

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